8 de agosto de 2012

PASEO DE COMUNIDAD
Los días 19 y 20 de julio del 2012, tuvimos un paseo a Lunahuana. Lunahuana es un distrito que pertenece a la provincia de Cañete ubicado a tres horas Lima hacia el sur. Lunahuana recibe turistas cada año y está en constante crecimiento. Tiene varios centros turísticos y anexos. Lo que atrae miles de turistas es el canotaje en el río Cañete y la ciudadela ‘Incawasi” (casa del Inca). En este viaje fuimos acogidos por la familia del Padre Percy Carbonero, misionero comboniano.

Durante este momento tuvimos la oportunidad de despedir de nuestro hermano Juan Yaxcal Cucul que ahora está en su país (Guatemala). Fue un momento duro, no solamente para él, sino también para nosotros. Ha sido un bueno hermano para cada uno de nosotros. Que Dios le bendiga en su camino.




David, mccj.

4 de agosto de 2012

EN LAS REDES DEL SEÑOR,  HISTORIA DE UNA VOCACIÓN


Soy Fabrice Giovanni Komlan Dzitri AGBETIAFA. Soy de Togo, un país de África del oeste. Soy último de cuatro hermanos (tres hombres y una mujer).Soy misionero comboniano. Estoy realizando mis estudios teológicos  en el Perú, y ya me encuentro en la última etapa de la formación comboniana. Voy a cumplir 4 años en el Perú. Tras seis meses de aprendizaje del castellano, empecé a estudiar la teología. Aquí les comparto la historia de mi vocación.

            Este cuarto domingo de Pascua, celebramos la Jornada Mundial de oraciones por las vocaciones. Se le llama también el domingo del Buen Pastor. Quisiera, pues, en esta ocasión sólo centrarme en mi vocación. Apreciaremos, de algún modo, a la luz de la historia de mi vocación, cómo y por qué Dios dirige a una persona concreta en un contexto determinado su llamado, invitándola a comprometerse con Él y a servirle de un modo particular.
            Considero que mi vocación es una provocación, una aventura con Dios.  Recuerdo dos momentos claves e importantes en mi discernimiento vocacional. El primer momento se refiere a la atracción, la fascinación cautivante que sentí por la vivencia del carisma comboniano, en mi capilla, de parte de los  Combonianos (tanto postulantes como sacerdotes). Su cercanía a la gente, su entrega, su alegría y su entusiasmo de vivir y de dedicarse a la causa de Dios y de la gente sencilla me cautivó. Compartí esta inquietud de ser como ellos a mi párroco. El me animó y me invitó a participar de los encuentros mensuales de discernimiento vocacional. Mientras participaba se fortalecía mi deseo. En algunas  ocasiones sentía resistencias y desánimos por muchas cosas. Sin embargo, llegó un segundo  momento en el cual Dios lanza de nuevo su red para pescarme y esa vez, no pude escapar. Él fue más fuerte que mis resistencias y miedos. Me atrapó. Me sedujo y me dejé seducir por él. Aquel segundo momento fue decisivo e importantísimo, y se dio en el marco de mi bautismo. Pues me bauticé de adulto, a los 17 años. La chispa del Señor me llegó por medio de mi catequista. En mi capilla, hay un catequista que trabaja solo. Necesitaba más catequistas para apoyarle. Y entonces, nos dijo: Tras su bautismo, lleguen a ser instrumentos en las manos de Dios para que los pueda utilizar en su viña. Aquel día, me acordé de lo que dijo Jesús: la cosecha es abundante, pero los obreros pocos. Dije en mi corazón profundamente como el profeta Isaías: aquí estoy Señor, envíame.
            Entre tanto, proyectaba ser médico y estudiaba en vista a ello. Pero decidí comenzar esta aventura confiando en el Señor, autor de mi vida y de mi vocación. De parte de mi familia, sobre todo de mi mamá y mi hermana, al principio,  no hubo una aceptación inmediata y serena, ni apoyo. No obstante más tarde, entendieron y  a partir de ese momento me han estado apoyando hasta ahora. Otro desafío de mi vocación era la dimensión misionera (consagración  radical a la misión Ad gentes y Ad vitam). Pero el Señor que llama, da siempre los medios para renunciar a un mismo y seguirle fuera del contexto de uno y vivir la interculturalidad e internacionalidad como gracia y sobre todo con alegría.  Hace nueve años que he venido formándome. He pasado por la etapa del postulantado y  del noviciado. Y ahora me encuentro en la última etapa que es el Teologado. Dios mediante este año concluyo mis estudios y veremos que el Señor nos reserva en el futuro inmediato. Pero estoy sereno y contento del camino que estoy haciendo, disponible para lo que se viene con gran expectativa.

             Como se han dado cuenta, el Señor me ha llamado de esta forma. Pero llama de muchas otras maneras. Puede llamar mediante un amigo, un acontecimiento, su Palabra, etc. Siempre llama para estar con él y ser enviado por él para una misión específica. Hoy también sigue tocando a la puerta de los corazones de los jóvenes. Está a la puerta de nuestra vida diaria llamando de diversas maneras.  Pidámosle la gracia de no ser sordos a su voz. A los que sienten de una manera u otra su voz, les pido de no resistirle, sino ser generosos y disponibles. Jóvenes, no tengan miedo. Dios les tiene un gran proyecto de amor para vida, alegría, sentido en bien de  la humanidad. Hoy más que nunca, Dios quiere valerse de su voz, manos ojos, en fin quiere valerse de ti, para consolar, dar ánimo al que lo necesita. ¿Estás disponible? ¿Y si escuchas su voz cuál sería tu respuesta?
            Padres de familia, animen a sus hijos e hijas en este sentido. Oremos pues para que Dios nos bendiga con muchas vocaciones sacerdotales y religiosas. Sigan orando y apoyando a las personas consagradas a Dios y para la misión para que sigan su discernimiento con más entrega, entusiasmo, generosidad y fidelidad.



 Fabrice Giovanni Agbetiafa, mccj.