22 de diciembre de 2012

ARCANGÉL BANDA


¿QUIÉN ES ARCANGEL?
 
 

Me llamo Arcángel (Archangel), soy de Zambia. Nací hace 26 años en una ciudad que se llama Chipata al este  de Zambia. Soy de una familia muy católica, y crecí en este ambiente. Tengo cinco hermanos y dos hermanas, mis padres que aún están bien, viven en mi país. Hice mis estudios de primaria en mi ciudad y después cursé la secundaria por cinco años según el programa de mi país.
 
 
 
Cuando era joven tenía muchos sueños, como cualquier joven. Soñaba con ser abogado. Tenía ese sueño hasta los veinte años. Mi deseo de ser sacerdote empezó  en el años 2005, en ese tiempo estaba muy activo en los grupos de jóvenes en mi parroquia, y tenía mucho contacto con los sacerdotes diocesanos. Ese deseo de ser sacerdote creció bastante, pero mi sueño de ser abogado todavía no había desparecido. Cuando terminé mis estudios de secundaria en el año 2006, firmé los papeles de entrada en la universidad,  para estudiar la carrera de derecho. Y por otro lado, estaba en comunicación con  el promotor vocacional de los Misioneros Combonianos.

 
El siguiente año, 2007, asistí a las entrevistas de entrada a la universidad y me fue bien, y en el mismo mes asistí a la reunión vocacional (pre-postulantado, ese es el tiempo antes de entrada en postulantado para estudiar Filosofía), con los misioneros Combonianos, y también todo me fue bien. Este fue un momento de crisis para mí, porque tuve que tomar una decisión firme y constante. Pero el camino de Dios no es el camino humano y no es posible conocer a Jesús y no amarle, amarle y no seguirle; yo seguí el camino de Dios  para ser sacerdote y misionero.

 

El 1 de octubre del 2007, empecé mi camino de formación sacerdotal en Balaka-Malawi, donde hice 3 años de filosofía y estudios religiosos. Era un momento de crecimiento intelectual, humano y spiritual. Después de 3 años, el 19 de Agosto del 2010 la provincia de Malawi/Zambia me envió al noviciado de Namugongo en Uganda. En el noviciado tuve un tiempo de intensa oración, profunda encuentro con Dios y la persona de Jesús vivo, de san Daniel Comboni nuestro santo fundador, la regla de vida, historia de la congregación, la vida comunitaria y el encuentro con la familia comboniana en la misión.
 
 
 

Después de casi dos años de noviciado en la santa tierra de los mártires de Uganda, realicé mis primeros votos religiosos en la familia comboniana, el 1 de mayo del 2012 en la basílica de los mártires de Uganda. Después mis superiores me enviaron al scolasticado de Lima para estudiar teología. Después de casi 3 meses de vacaciones con mi familia y mis queridos amigos  viajé a Perú. El 24 de julio de 2012, llegué al Lima lleno de entusiasmo y expectativas, y también con algunos miedos e incertidumbres- nueva gente, la lengua, las costumbres, la comida etc. Tengo cuatro meses en Perú y todavía estoy aprendiendo español. Espero que todo vaya bien conmigo y con los demás.
 

 

La vida es un misterio; yo creo que como la vida, la vocación es un misterio también. Dios es  el protagonista de nuestra vida y nuestra vocación, Él nos llama de una manera u otra y después nos envía según nuestra vocación. Estoy respondiendo a la llamada de Dios que he recibido a ser misionero fuera de mi país, con alegría dejé todo lo que me era familiar en mi vida, mi pueblito, mis amigos y muchas cosas. Ahora estoy feliz y contento, listo para estudiar, aprender y compartir mi experiencia  del amor de Dios con mis hermanos y hermanas del Perú. Vivir con a los pobres y abandonados de nuestra sociedad.


 

¡¡¡Como misionero puedo decir que, todo el mundo es nuestra parroquia!!!  Y juntos con Apóstol Pablo decimos que ¨” No tengo plata ni oro, pero lo que tengo les doy--solamente Cristo resucitado y vivo¨” (Hech 3, 6.). Juntos vamos a crecer como un pueblo de Dios en Amor.


 

Suyo en el Sagrado Corazón de Jesús,

Humilde servador de Dios


     Arcángel Ramsey Chokani  Banda

18 de diciembre de 2012

Aventuras y anécdotas misioneras


AVENTURAS Y ANÉCDOTAS MISIONERAS

 

            Siempre he escuchado historias vocacionales de varias personas. Empiezan de diferentes formas. Y siempre me ha llamado la atención cómo describen su vocación. Algunos dicen que su vocación es una provocación! Otros que es una aventura y otros que es un enamoramiento del Señor, etc.

            La mía, la tildo de provocación, y a la vez, de una aventura de amor con el Señor. El Señor me sorprendió en mi plena juventud, mientras pensaba y tenía proyectado estudiar medicina. Pues lo es, porque me propuso otro proyecto, el de seguirle de cerca y de anunciar su Reino de amor a la humanidad entera. Así pasó también con varios personajes de la Biblia: María tenía planeado casarse con José, pero Dios le prepuso otro plan. Algunos discípulos eran pescadores, en adelante serían pescadores de hombres, etc. Como estos modelos, yo también acepté y me lancé a la aventura que me propuso el Señor. No me quedé triste como el joven rico. He aquí pues algunas experiencias de esta aventura que les comparto.

            Se suele pensar que la vida religiosa y misionera es cómoda. ¡Mentira! Jesús dijo que el que quisiera seguirle que renunciara a sí mismo y cargase con su cruz. Más aún, el hacer causa común como comboniano es exigente y hace madurar. En este sentido, recuerdo que en mi primera experiencia misionera al concluir el primer año de postulantado, me enviaron a una comunidad cristiana por un mes. Yo, entusiasta, me fui. Iba a la chacra con la gente, hacía limpieza ( tipo faena) del pueblo junto a la gente, disfruté muchísimo del silencio del campo, del sol de esas tierras, la calidez y el afecto con la acogida de la gente, jugaba con los niños, me levantaba muy temprano para rezar el rosario con los fieles. Comía yo feliz todo lo que me daban. Pero la purificación de la vocación sobrevino cuando iba a sacar agua del pozo con una cuerda. ¡El resultado fue ampollas en las palmas de las manos! Sin embargo, no había nada más que me llenara de felicidad y daba sentido a mi vida que estar con las personas, compartir sus alegrías y esperanzas!

            Durante el postulantado, los domingos íbamos en bicicletas a hacer el apostolado en las comunidades cristianas. Recuerdo que un día regresando a casa, se me malogró la bicicleta en el camino. Y ese día me fui solo, pues a mi compañero le tocaba cuidar la casa. ¡Uf, plop! no me quedaba otra que caminar como una hora para llegar a casa. Caballero nomás. ¡La misión si no se hace en la bicicleta, se hace con los pies! En la misión hay que sudar y entregarse, dejar el pellejo de esta manera! ¡Y las caminatas de Jesús por las aldeas de Galilea! ¡Cómo no recordar su cansancio al atardecer de sus jornadas! Nada de quejas, sino adelante con ánimo de seguir a este maestro – el caminante por amor en Palestina! Las dificultades y sorpresas hacen partes de la vocación y de la misión. ¡Nada agradables, pero fortalecen! En esas ocasiones me acordaba que un padre comboniano, el P. Lino Negrato, quien, en Uganda, en tiempo de conflictos políticos y amenazado de muerte, en una zona roja dejó el carro de la misión, y para salvarse la vida y seguir anunciando el Reino de Dios, caminó horas y horas y, ante el peligro cruzó la frontera entre Uganda y Congo, hecha de fierros y barricadas. Una vez al otro lado de la frontera, caminó horas y horas para pedir auxilio y ayuda. También en Etiopía, en camino entre Addis-Abeba y una misión  comboniana alejada, tras ser asaltado y despojado de sus pertenencias e incluso del carro nuevo que acababa de comprar para la misión, aquel padre comboniano tuvo que caminar muchas horas en busca de personas y auxilio, y así poder llegar a su misión. A mí no me asaltaron, ni me robaron. No estaba en peligro de muerte por guerras, pero tuve que caminar como ellos apostando por la misión! ¡Bendito día!

            En Ghana, durante mi noviciado, fui a una experiencia misionera con dos compañeros. Nos quedamos en una comunidad central y un poco más madura en la fe. Y desde allí atendíamos a las demás comunidades más cercanas repartidas y puestas a cargo de cada uno de nosotros. En efecto, eran en total 6 a nuestro cargo (dos para cada uno). Y por el ritmo de la gente, debíamos dar catequesis y hacer celebración de la palabra a partir de las 5am. Era temporada de lluvias fuertes. Hacíamos visitas a esas comunidades muy temprano, de madrugada, en bicicleta. Un día llovió fuertemente y nos ensuciamos por el mucho barro que había. Llegó un momento pues, en que ya no podía más. Y me caí con mi bici, ¡plush!. No se imaginan, en el barro, ¡plop! Llegué al pueblo y no había nadie, en esa condición, tenía que tocar las puertas de la gente. Otro día, cruzando un río, poco antes de llegar a un pueblo  llamado “Mawoepko” de la misma zona, me caí en el río cargando la bici en mis hombros. El nombre de este pueblo es algo que nos animaba: Mawoepko significa literalmente “intentar a ver que resulta”. Desgraciadamente, mis compañeros no tenían nada que hacer; se mataban de risa. Los domingos, nos tocaban por lo menos dos comunidades para atender. Había una en donde la gente nos pidió celebración en la noche. Uuf, y como no hay luz, íbamos con linterna en una mano y con la otra mano conducíamos la bicicleta. Así todos los días íbamos a visitar a los pueblos en esas condiciones.




Regresando de las visitas de las comunidades, nos tocaba enseñar en la primaria y secundaria. A mí, me tocó el cuarto grado de primaria dictando todos los cursos en inglés. ¡Qué maravilla, pero desafiante con mi pobre inglés! Lo hice muy bien! El misionero debe prepararse y estar listo para todo servicio. Pero era por carencia de profesores, pues se iban porque el gobierno les pagaba un sueldo bajo. ¡Inolvidables experiencias! Por la gloria y para el anuncio del reino de Dios, arriesgamos nuestras vidas! Si hubiéramos conocido la canción: “No temas arriesgarte, porque contigo yo estaré, no temas anunciarme…”; se la hubiéramos cantado en nuestros ratos de recuentos…

Ahora, para terminar, les comparto vivencias misioneras actuales, o sea, del Perú. Recalco mis experiencias misioneras de verano en Cerro de Pasco y en la Selva Central, en el distrito de san Martín de Pangoa, provincia de Satipo.

En Cerro de Pasco, yo proviniendo de un clima cálido tuve que adaptarme al clima de Pasco. La bienvenida fue el soroche. Luego, subir y bajar las escaleras entre parar un poco y subir tres o cuatro gradas. Un día me llevaron de emergencia al hospital de Milpo donde radicábamos durante la experiencia. Me pusieron oxígeno. Y todas las noches, dormía con cinco frazadas, jejeje ajajaja. Una para cubrir la cama y las otras para cubrirme,¡ gracioso! Como si no fuera suficiente, tenía también estufa que calentaba el ambiente. ¡Experiencia única! Allí también, atendíamos a otro pueblo cercano que se llama Huancamachay que está a dos horas de camino a pie. Un domingo íbamos a ese pueblo y un señor nos prestó su caballo, y como no tenía experiencia de caminata en las montañas y a esa altura, mi compañero me dejó subir al caballo. Era la primera vez. Pero de pronto quise cabalgar como un maestro. Me pasé, y el caballo se puso a correr a una velocidad tal que no podía controlarlo. Al fin y al cabo, ese caballo me arrojó al suelo, o mejor dicho, me caí del caballo. Me dolió mi cintura, horrible! Mientras el caballo estaba corriendo mi compañero gritaba: ¡Fabrice, para! Pero no sabía nada! ¡Total, me caí! ¡Me lastimé! Pero él se mató de risa. Ya no quise subir más. A unos metros, él quiso subir y el caballo se puso bravo y loco. No quiso que él subiera. Él también terminó cayéndose del caballo! ¡Empate de caídas! Llegamos al pueblo, ¡gran sorpresa! La capilla del pueblo se había transformado en establo de animales: alpacas y llamas. Ese día trasquilaban la lana de esos animales. No pudimos hacer nada! Estuvimos con ellos hasta el atardecer y regresamos a Milpo. Pasamos hambre pues nos fuimos sólo con dos panes cada uno, dos huevos sancochados cada uno y medio litro de agua cada quien. Quince días después fuimos de nuevo, esa vez la lluvia nos jugó una mala pasada. Tampoco pudimos hacer nada. El pueblo estaba en faena. La misión nos desilusiona a veces. Hacer misión no es necesariamente hacer algo llámese: celebración de la Palabra o catequesis, sino sobre todo es estar, compartir y aprender de la gente y respetar el ritmo de la gente adonde uno va. La ingratitud, la inclemencia climática y la improductividad en la misión no deben desanimar. El misionero trabaja para la eternidad, dijo Comboni. Cuantas veces Jesús se dio cuenta de que los suyos y la multitud no entraban en su lógica, y que su esfuerzo para anunciar el proyecto y el designio amoroso de Dios no acaba de ser entendido y dar fruto!

En la Selva central, me pasaron muchas cosas, pero quiero mencionar sólo dos acontecimientos importantes entre tantos en Chuquibambilla. Uno, la bienvenida que nos dieron unas ratas. Otro, el cansancio de una caminata de tres horas. Respecto a la bienvenida, resulta que cuando fuimos a Chuquibambilla y llegamos al atardecer, con mi compañero nos reunimos para hacer nuestra oración de la tarde y confiar al Señor nuestra experiencia. Estábamos en nuestro hospedaje. Y arriba sentíamos el correteo de ratas. Y mientras salmodiamos se cayó una de ellas en la espalda de mi compañero, y el pobre se levantó gritando ay ay ay ay tirando su breviario, o sea su libro de oración. A mí no me quedaba otra, ¡me levanté yo también gritando y tiré mi linterna! Los dos asustados y desconcertados. Luego, me reí cuando mi compañero decía: ¡”desgraciada rata”! Y no es todo, mi compañero, durante la noche, sentía el calor y no puso mosquitero y entró una rata a su cama. ¡Imagínense la pelea con la rata! Esas ratas no nos dejaron dormir. Comían todo lo que teníamos para nuestra alimentación. Yo no dormía, las perseguía con palo en la noche. Metíamos piedras sobre las ollas para cuidar los alimentos y protegerlos de esas malditas ratas. Compramos veneno y con eso matamos como 20 grandes si mal no recuerdo, pero no se terminaban. Respecto a la caminata de tres horas, era un domingo y decidimos conocer un pueblo cercano con la curiosidad misionera. Durante el viaje, mi compañero me dejaba atrás subiendo un cerro, y yo lo dejaba atrás bajando. Interesante! Teníamos ampollas en los pies. En un tramo del recorrido, me saqué los zapatos y caminé descalzo. Al regresar, ya casi cerca del pueblo donde vivíamos, un joven me salvó y me recogió en su moto. Mi compañero regresó bien molido!

Estas son algunas de tantas experiencias misioneras mías. Reflejan las condiciones en las cuales trabajan los misioneros, sus fatigas, su entrega, coraje, abnegación, entusiasmo, sacrificios, esfuerzos dando sus vidas para la misión! Queridos lectores espero que estas experiencias les sean agradables y les animen a seguir rezando por los misioneros y colaborando con ellos para que el Reino de Dios se haga realidad donde todavía no está presente.
 
Fabrice-mccj


8 de agosto de 2012

PASEO DE COMUNIDAD
Los días 19 y 20 de julio del 2012, tuvimos un paseo a Lunahuana. Lunahuana es un distrito que pertenece a la provincia de Cañete ubicado a tres horas Lima hacia el sur. Lunahuana recibe turistas cada año y está en constante crecimiento. Tiene varios centros turísticos y anexos. Lo que atrae miles de turistas es el canotaje en el río Cañete y la ciudadela ‘Incawasi” (casa del Inca). En este viaje fuimos acogidos por la familia del Padre Percy Carbonero, misionero comboniano.

Durante este momento tuvimos la oportunidad de despedir de nuestro hermano Juan Yaxcal Cucul que ahora está en su país (Guatemala). Fue un momento duro, no solamente para él, sino también para nosotros. Ha sido un bueno hermano para cada uno de nosotros. Que Dios le bendiga en su camino.




David, mccj.

4 de agosto de 2012

EN LAS REDES DEL SEÑOR,  HISTORIA DE UNA VOCACIÓN


Soy Fabrice Giovanni Komlan Dzitri AGBETIAFA. Soy de Togo, un país de África del oeste. Soy último de cuatro hermanos (tres hombres y una mujer).Soy misionero comboniano. Estoy realizando mis estudios teológicos  en el Perú, y ya me encuentro en la última etapa de la formación comboniana. Voy a cumplir 4 años en el Perú. Tras seis meses de aprendizaje del castellano, empecé a estudiar la teología. Aquí les comparto la historia de mi vocación.

            Este cuarto domingo de Pascua, celebramos la Jornada Mundial de oraciones por las vocaciones. Se le llama también el domingo del Buen Pastor. Quisiera, pues, en esta ocasión sólo centrarme en mi vocación. Apreciaremos, de algún modo, a la luz de la historia de mi vocación, cómo y por qué Dios dirige a una persona concreta en un contexto determinado su llamado, invitándola a comprometerse con Él y a servirle de un modo particular.
            Considero que mi vocación es una provocación, una aventura con Dios.  Recuerdo dos momentos claves e importantes en mi discernimiento vocacional. El primer momento se refiere a la atracción, la fascinación cautivante que sentí por la vivencia del carisma comboniano, en mi capilla, de parte de los  Combonianos (tanto postulantes como sacerdotes). Su cercanía a la gente, su entrega, su alegría y su entusiasmo de vivir y de dedicarse a la causa de Dios y de la gente sencilla me cautivó. Compartí esta inquietud de ser como ellos a mi párroco. El me animó y me invitó a participar de los encuentros mensuales de discernimiento vocacional. Mientras participaba se fortalecía mi deseo. En algunas  ocasiones sentía resistencias y desánimos por muchas cosas. Sin embargo, llegó un segundo  momento en el cual Dios lanza de nuevo su red para pescarme y esa vez, no pude escapar. Él fue más fuerte que mis resistencias y miedos. Me atrapó. Me sedujo y me dejé seducir por él. Aquel segundo momento fue decisivo e importantísimo, y se dio en el marco de mi bautismo. Pues me bauticé de adulto, a los 17 años. La chispa del Señor me llegó por medio de mi catequista. En mi capilla, hay un catequista que trabaja solo. Necesitaba más catequistas para apoyarle. Y entonces, nos dijo: Tras su bautismo, lleguen a ser instrumentos en las manos de Dios para que los pueda utilizar en su viña. Aquel día, me acordé de lo que dijo Jesús: la cosecha es abundante, pero los obreros pocos. Dije en mi corazón profundamente como el profeta Isaías: aquí estoy Señor, envíame.
            Entre tanto, proyectaba ser médico y estudiaba en vista a ello. Pero decidí comenzar esta aventura confiando en el Señor, autor de mi vida y de mi vocación. De parte de mi familia, sobre todo de mi mamá y mi hermana, al principio,  no hubo una aceptación inmediata y serena, ni apoyo. No obstante más tarde, entendieron y  a partir de ese momento me han estado apoyando hasta ahora. Otro desafío de mi vocación era la dimensión misionera (consagración  radical a la misión Ad gentes y Ad vitam). Pero el Señor que llama, da siempre los medios para renunciar a un mismo y seguirle fuera del contexto de uno y vivir la interculturalidad e internacionalidad como gracia y sobre todo con alegría.  Hace nueve años que he venido formándome. He pasado por la etapa del postulantado y  del noviciado. Y ahora me encuentro en la última etapa que es el Teologado. Dios mediante este año concluyo mis estudios y veremos que el Señor nos reserva en el futuro inmediato. Pero estoy sereno y contento del camino que estoy haciendo, disponible para lo que se viene con gran expectativa.

             Como se han dado cuenta, el Señor me ha llamado de esta forma. Pero llama de muchas otras maneras. Puede llamar mediante un amigo, un acontecimiento, su Palabra, etc. Siempre llama para estar con él y ser enviado por él para una misión específica. Hoy también sigue tocando a la puerta de los corazones de los jóvenes. Está a la puerta de nuestra vida diaria llamando de diversas maneras.  Pidámosle la gracia de no ser sordos a su voz. A los que sienten de una manera u otra su voz, les pido de no resistirle, sino ser generosos y disponibles. Jóvenes, no tengan miedo. Dios les tiene un gran proyecto de amor para vida, alegría, sentido en bien de  la humanidad. Hoy más que nunca, Dios quiere valerse de su voz, manos ojos, en fin quiere valerse de ti, para consolar, dar ánimo al que lo necesita. ¿Estás disponible? ¿Y si escuchas su voz cuál sería tu respuesta?
            Padres de familia, animen a sus hijos e hijas en este sentido. Oremos pues para que Dios nos bendiga con muchas vocaciones sacerdotales y religiosas. Sigan orando y apoyando a las personas consagradas a Dios y para la misión para que sigan su discernimiento con más entrega, entusiasmo, generosidad y fidelidad.



 Fabrice Giovanni Agbetiafa, mccj.

28 de mayo de 2012

PASTORAL EN SAN DANIEL COMBONI, SAN GENARO II






 
UNA SONRISA DE CONFIANZA  EN DIOS, DESDE LA ARENA

El Señor es mi fuerza y mi salvación ¿De quién  podré tener miedo? El Señor defiende mi vida. ¿A quién habré de temer? (Sal 27, 1). Esta misma fuerza, esperanza y alegría en Dios, está presente en Sebastiana, una mujer que tantos golpes le ha dado la vida, pero ha sabido encontrar en su propio interior la fuerza de la presencia viva de Dios. Esa misma fuerza con la que ha logrado romper las rocas de su pequeño terreno para hacer realidad el sueño de su vida: construir su casita para ella y su querido hijo Leonardo.

Desde su infancia, Sebastiana ha tenido que luchar sola para salir adelante. A partir de los 14 años salió de un pueblo lejano de Puno y llegó a Lima en busca de un futuro mejor. Toda su adolescencia creció trabajando en casa de familia, sin mayores oportunidades para estudiar y superarse.

Hoy vive en un precario cuarto construido de madera y plásticos, en Chorrillos, concretamente en San Genaro II, Nueva Caledonia, zona de asentamiento humano en la parte alta del cerro, lleno de arena y rocas. Allí adquirió un terreno con los pequeños ahorros que fue juntando, fruto del sudor de su trabajo  durante tantos años. Actualmente vive con su único hijo Leonardo, que tiene 24 años, y trabaja manejando  taxi; lamentablemente el propietario del taxi, le exige trabajar más de 12 horas diarias, y lo poco que el paga escasamente le alcanza para comprar la comida de él y de su mamá, pero algunas veces ni para la comida consigue.

Ella,  por su edad y problemas de salud, son pocas las posibilidades de obtener un trabajo seguro. Ahora labora pelando ají; por cada saco que pela, gana tan solo un sol. No puede salir casi de su vivienda que es insegura. Una situación muy triste que le ha sucedido hace unos años atrás, mientras que ella trabajaba, le robaron las cosas de su  humilde vivienda, dejándola sin nada.

El sueño mas grande, y que tanto le pedía a Dios, era el de poder reconstruir su cuarto y ampliarlo con material más fuerte que le permitiera vivir en condiciones segura y más digna.
                                            
                                                                                                                      AUTOR DEL ARTÍCULO
Hace 10 meses, con una sonrisa y confianza en Dios que brotaba espontáneamente de su interior, me dijo (cito textualmente sus palabras): “Algún día Dios me va a conceder  tener mi casita para poder disfrutar,  compartir con mi hijo y las personas que me visiten, aunque sea un agüita con pan, pobre, humilde pero con mucho amor y cariño porque mi casita tendrá siempre dentro un corazón grande para acoger a todos”.
Hoy este sueño es realidad, gracias a un grupo de personas generosas con gran espíritu solidario, han ayudado a construir su casita con un material más fuerte. Ella no deja de darle gracias a Dios porque la ha escuchado y le ha bendecido con este regalo.

Sebastina es un trozo del evangelio actual de Jesús, una mujer madre soltera, habitada por la confianza, la fe y la alegría; su verdadera dicha y riqueza está en Dios “Dichosos los que reconocen su necesidad espiritual, pues el Reino de Dios les pertenece” (Mt: 5,3).ella ante los problemas se mantuvo confiada y nunca perdió la esperanza en Dios. Hoy su Alegría es inmensa, no solamente por tener una casita, también porque a través de este regalo se ha manifestado la fidelidad del amor que Dios tiene con sus hijos, que nunca deja de darnos lo mejor, no lo que muchas veces queremos, sino lo que él desea para que nuestra felicidad sea completa.

Su testimonio es para nuestra sociedad actual, un signo real del Evangelio de Jesús lleno de esperanza y confianza en Dios. Él camina con nosotros, nuestros dolores son sus dolores, nuestras alegrías son sus alegrías.

Jaider Hernán Pinzón,  MCCJ.

23 de mayo de 2012

Bonita Jornada en Santa Teresita

Queridos Hermanos,
estamos contentos de poder compartir con ustedes este video, que es una parte de la experiencia que hemos vivido en la comunidad nativa Santa Teresita en nuestra parroquia de San Martín de Pangoa. Estamos muy agradecidos por está gente linda y maravillosa con la que hemos compartido estos meses de verano 2012.


1 de mayo de 2012

PASTORAL EN PACÍFICO DE VILLA

LINDOS FINES DE SEMANA EN PACÍFICO
DE VILLA ( CHORRILLOS)



Todos unidos, celebramos a San Pedro

En una de mis visitas a las familias en el asentamiento humano Pacífico de Villa,  encuentro actitudes de personas sencillas que me llaman la atención. Una actitud que me ha impactado es la de la señora Veneranda. Es una señora que, a pesar de vivir sola, gana su pan del día reciclando. Lo más interesante es que la señora Veneranda ahorra de la ganancia de su reciclaje a fin de comprar una torta de casi un metro de ancho y donarla para la fiesta de San Pedro. Es de esta manera que colabora todos los años a la fiesta del 29 de junio.


Todos los años, la comunidad preparación prepara su fiesta organizando algunas actividades económicas sin descuidar sobre todo el aspecto espiritual. Por eso, los mayordomos organizan momentos  oración en las casas del asentamiento humano a fin de agradecer a Dios, por la intercesión de San Pedro, por la victoria que todo el pueblo ha obtenido.

En realidad, Pacífico de Villa es uno de los AAHH que están bajo la jurisdicción de la Parroquia Comboniana “Cristo Misionero del Padre” en el distrito de Chorrillos (Lima –sur). Es un AAHH que no tiene todavía todas las infraestructuras como el agua y el sistema de desagüe. A pesar de ello, se hizo un largo camino.



Hace 19 años atrás, precisamente el 8 de abril del 1993, se invadió la zona por pobladores provenientes de Ayacucho en búsqueda de paz y libertad que no tenían a causa del terrorismo de los años noventa. El número de los moradores creció a causa de los pueblos vecinos de Pacífico que ya no tenían espacio debido al aumento de la población.

Un año más tarde, la empresa de agua SEDAPAL (Servicio de Agua Potable y Alcantarillado de Lima) declaró esta misma zona como propiedad suya. Desde aquel momento empezó el juicio entre los moradores de Pacífico de Villa y la empresa SEDAPAL. Fue una dura lucha de varios años con marchas, propuestas de reubicación, hasta que el pueblo estuvo al borde de un desalojo sin reubicación en el año 2010. Después de tantas oraciones y de tanto luchar, por fin el pueblo ganó el juicio contra SEDAPAL y se queda definitivamente en su ubicación.

Hoy en día la comunidad tiene 600 lotes en los que viven aproximadamente 30 000 personas. Es en medio de este pueblo que vivimos y compartimos nuestra fe como cristianos católicos. El p. Renzo Pallaro (misionero comboniano) ha estado siempre acompañando a la comunidad desde el mes de noviembre del 1994, fecha a la que le llamaron poner la primera piedra de la Capilla. La primera misa que se celebró en Pacífico de Villa fue el primer domingo del mes de febrero del 1995. Después de 17 años de camino en la fe, se estima que los cristianos católicos son la mitad de la población, y la otra mitad repartida entre los evangélicos de agua viva, del movimiento misionero mundial, los mormones, los testigos de Jehova y los Israelitas.

Se pude afirmar que la capilla ha crecido bastante, ya que tiene casi todas las ares de pastoral que funcionan: pastoral de ayuda fraterna, de pequeñas comunidades, de multitudes, de solidaridad, de infancia misionera, de liturgia, de salud, de encuentros y el coro. Desde el año pasado, se ha iniciado la pastoral familiar gracias al apoyo del señor Raúl y su esposa Érica que vienen de la comunidad cristiana de Armatambo.


Nuestra labor en medio de estos hermanos nuestros es la visita a familias, acompañamiento a grupos tales la infancia y adolescencia misionera, visita a los enfermos y sobre todo hacer causa común con ellos, compartiendo sus alegrías, tristezas y penas orando a Jesús resucitado que le siga acompañando en su caminar hacia un futuro más digno y más humano.

San Pedro…….ruega por las familias de nuestra comunidad.

Hno. Christophe  Kadira BAMANA.

30 de marzo de 2012

HISTORIA DEL TEOLOGADO DE LIMA

        La fundación del Teologado ha concretado la decisión del capitulo general de 1979 de abrir nuevamente el estudiantado teológico de lengua española para los últimos años de formación de candidatos al sacerdocio.
                                             
                                  NUESTRA CASA VISTA DESDE SU EXTERIOR



                                NUESTRA CASA VISTA DESDE SU INTERIOR   

             La Asamblea Intercapitular de 1982 sugirió que dicha reapertura se hiciese en Lima. La fundación del Teologado en el Perú secundaba también la voluntad de la reunificación del Instituto. Es necesario recordar que ya existía en la provincia del Perú las dos primeras etapas de la formación comboniana. La presencia del Teologado, con sus ventajas y desafíos venía a colaborar en la reafirmación de la formación de base.

   NUESTRA BIBLIOTECA
El Teologado se inició en la casa provincial de Monterrico según las orientaciones dadas por la Dirección General, las exigencias de la formación en América Latina y las posibilidades de los estudios. Por lo tanto, se tomaron los primeros contactos con los centros de estudios que ofrecían posibilidades de recibir a nuestros estudiantes: el Instituto Superior de Estudios Teológicos (ISET) en lo cual seguimos los estudios; y la facultad de Teología Pontificia Civil de Lima.
                                                         
                                                     SALA DE LECTURA
En julio del 1985 llegaron los primeros escolásticos. La comunidad del Teologado inició sus actividades con tres días de reflexión, a manera de introducción, sobre el directorio de los Teologados y algunas informaciones sobre la situación del país y la presencia comboniana en esta nación.
                                                       
                                                        NUESTRA CAPILLA

El 23 de agosto del 1985 se realizó la apertura oficial del Teologado. El P Romeo Ballan, en nombre del padre provincial que se encontraba en el capitulo y siendo el consejero provincial de más edad presente en el Perú , presidió la ceremonia. Esta tuvo como parte central la celebración de la Eucaristía. Se invocó al Espíritu Santo sobre la comunidad.

                                               LA LAVANDERÍA
En los días sucesivos se tomaron acuerdos sobre los tiempos y lugares de apostolado, quedando establecido que se colaboraría en las zonas de “pueblos jóvenes” de la parroquia de los Doce Apóstoles en Chorrillos, ahora una parroquia diocesana, y en algunas actividades de animación misionera. Hoy en día, seguimos trabajando en las mismas orientaciones en Chorrillos y en Villa Marina del Triunfo. En Chorrillos, estamos en la parroquia Comboniana "Cristo Misionero del Padre", en especial en las capillas Virgen de Guadalupe en Nicolasa; San Pedro en Pacifico de Villa; Señor de los Milagros en Nueva Caledonia; San Daniel Comboni en San Genaro II. En la parroquia San Gabriel Arcángel en el Distrito de Villa Marina del Triunfo, estamos en las capillas: Virgen de Guadalupe y Inmaculada Concepción.

                                       SALA DE COMPUTADORAS
Una de las orientaciones mas firmes que dio la dirección general para la búsqueda de una sede definitiva era la cercanía a los centros de estudios. Cosa que resultó posible con la adquisición de la actual sede en la Av. Sucre 973, del distrito de Magdalena del Mar en Lima- Perú, en la que el Teologado empezó a funcionar el 25 de Julio de 1987. El Teologado ha ido integrándose cada vez más a la vida del Instituto y ha formado muchos misioneros para la misión.
El Teologado está dedicado a Santa Rosa de Lima, hija de este país que nos ha recibido con alegría y nos acompaña en el camino formativo. Además, Rosa es un ejemplo por su fidelidad a Cristo, por su amor a los pobres y necesitados y por su gran sensibilidad misionera.